El aumento de impuestos, como la subida de un 5% en el impuesto del alcohol, y la modificación del impuesto del tabaco conllevarán que se aumente entre 5 y 20 céntimos en el precio final, además de subir también las bebidas azucaradas para luchar contra la obesidad infantil.
Antes de finalizar el año, el Gobierno da una de cal y otra de arena a los españoles: por un lado, incrementa el SMI (707,60€); por otro, realiza una aumento de impuestos en el alcohol, el tabaco y las bebidas azucaradas. La subida actual no será tan importante en el caso del alcohol, mientras que en el tabaco básicamente volverá a afectar a la picadura para liar, que será la que se lleve la peor parte.
Para los que no consuman ninguno de estos productos, el aumento impositivo pasará desapercibido: para la gran parte de los ciudadanos, este aumento de los impuestos especiales tendrá gran relevancia en sus bolsillos.
Impuestos especiales
Los impuestos especiales en España se pueden dividir entre los que gravan la fabricación, como el impuesto sobre la cerveza, el vino, alcohol y bebidas derivadas o sobre las labores del tabaco; y los que no gravan la fabricación, como el impuesto de matriculación. Como el IVA, los impuestos especiales son impuestos indirectos y peculiares, cuya estructura básica fija una Directiva comunitaria, siendo posteriormente los Estados miembros los encargados de incorporarla a su normativa interna. Estos impuestos son lineales a la cantidad consumida, es decir, cuanto más se consume más se paga, y cumplen una doble función: recaudan dinero para la Hacienda Pública, y persigue penalizar su consumo.
Nuevos precios
El alcohol incrementará su impuesto en un 5%, mientras que el tabaco conllevará dos tipos de impuestos: en el caso de los cigarrillos un 2,5% y en la picadura para liar, el 6,8%. Actualmente, el 40% del valor de una bebida alcohólica se destina a impuestos, mientras que en el caso del tabaco roza el 80% del precio final.
La última subida conjunta e importante de los impuestos especiales del alcohol y el tabaco hay que buscarla en el 2013, cuando el alcohol se incrementó en un 10%, y en el caso del tabaco se cambiaron varios de sus impuestos especiales, aunque en aquella ocasión no se subió también el precio de otros productos como el vino o la cerveza.
Bebidas carbonatadas
Junto con el alcohol y el tabaco, subirá el precio de las bebidas azucaradas, aunque no se ha especificado por el Gobierno aún en qué forma se producirá. Se busca con ello luchar contra la obesidad infantil, donde este tipo de productos tiene más consumidores: la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente un informe recomendando a los países la subida del gravamen (hasta un 20%) para tratar de disminuir la obesidad, la diabetes de tipo 2 y la caries. Francia, Noruega o Dinamarca ya cuentan con este impuesto.
Algunos productores de este tipo de bebidas, como Pepsi o Coca-Cola ya se han comprometido públicamente a reducir la cantidad de azúcares añadidos.